Atalanta conocía su destino desde el mismo momento en que fue derrotada por el que mañana sería su marido, sin embargo, antes de que rompiera su juramento a Artemisa haría una última carrera en su honor.
Iba ataviada con la ropa de cuero que siempre había usado para cazar aunque Hipónemes insistía en que vistiera ropas de mujer este último disfrute no se lo quitaría nadie.
Llevaba sus cuchillos gemelos en el cinto y su arco cruzado a la espalda junto a su carcaj. No recordaba la última vez que usó los cuchillos pues ella nunca fallaba una flecha ya que siempre la guiaba la mismísima Artemisa.
Aún le venían a la mente las palabras del oráculo «Después de que te cases te convertirás en animal».
Atalanta corría perdida en sus pensamientos por el bosque mientras las lágrimas le corrían por su rostro, no quería casarse pero ella misma había puesto las reglas y había perdido.
No dudada que Hipónemes pudiera ser un buen marido pero no era lo que ella hubiera deseado para su vida.
Se paró en seco cuando vio a lo lejos la imponente figura de dos jóvenes leones que jugaban juntos. Por el tamaño debían estar cerca de ser considerados adultos, quizás igual que ella estaban disfrutando los últimos instantes de su vida antes del gran cambio y las responsabilidades.
Se subió a un alto árbol y simplemente se dedicó a contemplar a los dos majestuosos animales hasta que anocheció y se retiraron. Con la noche ella volvió caminando descalza camino al poblado con el ánimo algo más levantado tras estar unas pocas horas sola en la naturaleza.
Este es el quinto reto de escritura de 2021 del portal de Literup: Inventa un cuento basado en alguna de las metamorfosis de Ovidio. No hay límite para apuntarse así que si os interesa no dejéis de hacerlo.
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